Desde la crisálida

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jueves, 4 de enero de 2024

TACTO



«Tacto», última pintura digital, hasta el momento, perteneciente a la serie que he llamado «Factor humano». Y creo que se puede llamar pintura y reivindica el factor humano porque, entre otras razones, los aciertos y errores que contenga su configuración me son achacables a mí, que he juntado, creativa y laboriosamente para hacerla, trazo tras trazo desde el principio hasta acabarla. Eso sí, como en toda la serie y en lo que viene siendo toda mi labor de creación de imágenes desde hace años, no he empleado los medios tradicionales analógicos sino lo que creo que ya se puede llamar el medio digital tradicional: básicamente un ordenador, un programa de dibujo y pintura, y tableta y pincel digitales.


Tacto (Pintura digital)
Tacto (Pintura digital)


sábado, 8 de julio de 2023

Modos de ser

 

Atmos (Pintura digital)
Atmos (Pintura digital)
 

Las imágenes se desenvuelven en el mundo de las cosas y los seres vivos. Y muchos de entre los seres vivos somos capaces de percibir cosas, capaces de sentir cosas, capaces de pensar sobre las cosas, de actuar sobre ellas y de modificarlas. Capacidades que nos vuelven singulares para nuestros propios ojos. Pero estamos íntimamente interrelacionados con el resto de la naturaleza animal, con la naturaleza vegetal, con la geológica o con la atmosférica, con la acuática o con cualquier otra. Si salimos del atolladero al que nos ha conducido nuestra voracidad a nivel planetario será posiblemente porque se atienda a lo que ahora se posterga. Están quedando postergadas las necesidades no de unos pocos, ni las de muchos, ni siquiera las de todos y todas, sino las necesidades de todo. La totalidad es la que pide ser atendida.

 

No es la totalidad, sin embargo, lo que se suele tener en cuenta. A Prometeo, el héroe que al mortal dio el fuego y enseño las artes, robando uno y otras a los dioses del Olimpo, Goethe le hace decir en la obra inacabada La vuelta de Pandora o El retorno de Pandora: «El hombre industrioso ha de tener por lema la parcialidad».

 

Prometeo tiene un hermano mitológicamente antagónico al que se tiende a ignorar: Epimeteo, que es “el que piensa después”, en contraposición a Prometeo que es “el que piensa por anticipado”. Los dos son titanes, no lo olvidemos en el relato que sigue. Epimeteo en el mito es menospreciado y tenido claramente como torpe por Hesíodo, sin atender a otra consideración hacia él. Pero este mismo, Hesíodo, haciendo gala de una misoginia atroz, no duda en llamar zánganos y calamidad a las mujeres en su conjunto cuando trata la parte del mito que se ocupa de Pandora. Pandora, a lo sumo incurre en desobediencia, pero “la tradición misógina helénica” (como la define Carlos García Gual) hace escarnio de ella.



A (Imagen digital)
A (Imagen digital)



En el Protagoras de Platón se relata como en un tiempo en que aun no existían los mortales, los dioses los crearon modelando tierra y fuego y otras materias. Prometeo y Epimeteo fueron encargados de revestirlos de cualidades. Epimeteo se puso manos a la obra con ello y Prometeo debía supervisarlo. El hermano de Prometeo repartió armas y defensas para la supervivencia de cada especie. Pero «como Epimeteo no era del todo sabio» cuando llegó al ser humano había gastado todas las facultades y Prometeo encontró a todos los animales «armoniosamente equipados y al hombre, en cambio, desnudo, sin calzado, sin abrigo e inerme». Como era ya llegado el día en que los mortales debían salir a la luz, «Prometeo roba a Hefesto y a Atenea la sabiduría de las artes junto con el fuego» y se las da a la especie humana. Epimeteo no fue del todo diligente y el otro, Prometeo, encontró una arriesgada solución, solución que propició la supervivencia humana. La indefensión de esa criatura, que tal vez llamaba la atención por asemejarse a los dioses, no suscitó, sin embargo, una preferencia en Epimeteo durante su trabajo titánico, cosa sobre la que seguramente, nuestro personaje mitológico, tuvo que recapacitar posteriormente debido a su forma pausada de pensar. Pero sí suscitó la acción eficiente de Prometeo que se ganó por ello la fama entre nosotros.

La tendencia de quienes se acercan al mito, sobre todo de quienes lo hacen para contemplar al benefactor de la humanidad, es alabar a Prometeo y olvidar o vilipendiar a Epimeteo que no fue del todo previsor y además tuvo a bien aceptar a Pandora y su presente (la jarra que contenía todos los males). Pero hay algunas notables discrepancias con esta forma de ver las cosas, como las aportaciones o aproximaciones al mito de Goethe que hemos comenzado a ver ya. Goethe reivindica a Epimeteo, como señala Carlos garcía Gual en el texto La reivindicación de Epimeteo en “El retorno de Pandora” (1808) y su significado en la obra de Goethe, recogido en el segundo volumen del Homenaje a Pedro Sainz Rodríguez. Carlos García Gual escribe sobre esta obra de Goethe: 

«...en su drama [El retorno de Pandora] invierte la significación del episodio central del relato sobre Pandora. Es el descuidado Epimeteo el que se perfila como un benefactor de la Humanidad, mientras que el Previsor, Prometeo, que rechazó a la divina mujer, resulta torpe y miope en su elección».  

Dice también, con hondura, García Gual: 

«El cambio en la apreciación de la figura de Epimeteo comporta una variación en la comprensión de la figura opuesta de Prometeo. Los signos valorativos de uno y otro cambian conjuntamente, porque es el contraste entre ambos, y sus concepciones de la existencia, lo que da el tono fundamental de la obra. Ambos son símbolos contrapuestos. La fraternal relación que los une y el distinto carácter que los enfrenta tienen justamente un valor simbólico. Así ya en el antiguo mito. Lo que hace Goethe es invertir la valoración, que hasta entonces concedía a Prometeo el signo positivo de la oposición».


Recojo seguidamente una cita de La caja de Pandora, Aspectos cambiantes de un símbolo mítico de Dora y Erwin Panofsky que también incluye Carlos García Gual en su texto y que ya hallaba en la obra de Goethe una más sensible consideración de la figura de Epimeteo:  

«Epimeteo, por el contrario, ya no es el hombre necio que aprende demasiado tarde, sino una gran y conmovedora figura. Elevado al plano de lo que los antiguos llamaban elogiosamente vita contemplativa, es un pensador en oposición a un realizador; el solitario e imaginativo soñador, para quien la estrella de la mañana aparece demasiado temprano y nunca tarde («Temo el canto del gallo como a la estrella de la mañana; / Precoz destello; fuera por siempre noche»), contrapuesto al racionalista; es, sobre todo, alguien con capacidad para el sufrimiento, lo que le permite desear, gozar, renunciar, lamentar y desear otra vez».


¿La mentalidad prometeica sería más dada a forzar los procesos y la epimeteica, sin embargo, más dispuesta a dejarlos fluir? La parcialidad, por supuesto, no quedaría únicamente para la mentalidad de propensión prometeica, la mentalidad de tipo epimeteica también la necesitaría, pero quizás esta última se encuentra más dispuesta a asumir el riesgo de afrontar también la totalidad. La mentalidad epimeteica concibe quizá la totalidad no como el lugar a conquistar sino como el ámbito en el que participar. Son al fin y al cabo dos formas de ser complementarias, que podrían convivir en realidad en la misma persona. 


 

Vida (Imagen digital)
Vida (Imagen digital)

 

 

Creo que saldríamos ganando si hiciéramos una aproximación psicológica a Epimeteo, Pandora y Prometeo, bien concebidos, y confrontados con los opresivos dioses comandados por Zeus, y no se atendiera sólo a la figura heroica de Prometeo.

 

Hasta aquí esta aproximación mitológica que quiere reflexionar sobre como para asentar y hacer viable nuestra posición en la naturaleza tendríamos, tal vez, que atender a la totalidad de las cosas. Y la necesidad de abrirse a formas no valoradas de vida, formas de ser no convencionales, que conforman junto a las formas de ser sobrevaloradas, un todo más rico, fructífero y posibilitador de cambios necesarios.


miércoles, 25 de mayo de 2022

Contemplación crítica, intersubjetividad, lenguaje y filosofía

 

Autorretrato
"Autorretrato callejero" (Fotografía)

La experiencia que conlleva la observación de imágenes constituye una forma de aproximación a la realidad que no es sustituible por otra. La contemplación crítica de imágenes naturales y artificiales es un refugio necesario ante las inclemencias de la civilización. Durante mucho tiempo — tiempo en el que tanto ha acontecido — no se ha tenido claro qué eran las imágenes que veíamos. Desde que se consiguió, no obstante, conocer mejor en qué consisten las imágenes, hasta la fecha, los avances para desentrañar la naturaleza de las imágenes naturales no han sido demasiados. No se ha profundizado en una mayor comprensión a partir de esos conocimientos. Téngase en cuenta la importancia de la imagen natural en la vida humana y no humana, y que pese a ello no es considerada en sí misma y ni siquiera es habitualmente tenida en cuenta desde un punto de vista teórico. Entre las imágenes que son objeto de estudio, las imágenes naturales se encuentran relegadas ante el interés que sí suscitan las imágenes artificiales. Demasiadas definiciones y usos de «imagen» se refieren solo a las imágenes que el ser humano puede crear: dibujo, pintura, fotografía, cine, video, imágenes digitales, etc. Además, la emergencia de la realidad virtual, la realidad aumentada y la configuración del llamado metaverso se está iniciando cuando aún se ignora mucho de la imagen natural. 

 

"Bebé y madre" (Lápiz y pastel sobre papel)
 


Precisamente que la imagen pueda ser objeto de estudio nos hace comprender que no todo lo que respecta a la realidad percibida transcurriría en un nivel subjetivo. La intersubjetividad nos ayudaría en la tarea de alcanzar consensos sobre qué es lo que vemos. Podemos escrutar en la mirada del otro si está viendo lo que nosotros vemos y qué siente y piensa. Mediante la intersubjetividad compartimos unas realidades que de otra manera quedarían en la sombra subjetiva. La afinidad entre seres distintos hace que el ajuste entre subjetividades sea preciso y grandes afinidades producen grandes coincidencias. Cuanta menor afinidad haya, menos posibilidades habrá de compartir impresiones: ser humano no es garantía de entendimiento dada nuestra heterogeneidad. Como los procedimientos de aprendizaje se van dando desde la infancia mediados por la intersubjetividad llegamos a la edad adulta con un abundante bagaje intersubjetivo que puede ser evaluado críticamente por uno mismo.


Lo que pasa
"Lo que pasa" (Imagen digital)

 

El lenguaje, en lo que tiene de objetivo, contribuye con definiciones precisas a la apreciación de una realidad compartida. Y no solo de esa forma, asimismo, en lo que tiene de sugerente nos traslada a las regiones de lo simbólico y de lo estético. Lenguaje e imagen comparten la facultad de poder ser interpretados denotativa y connotativamente. Y probablemente comparten mucho más. En El error de Descartes, Antonio Damasio dice:

La mayoría de palabras que usamos en nuestro discurso interior, antes de hablar o de escribir una frase, existen en forma de imágenes auditivas o visuales en nuestra consciencia. Si no se convirtieran en imágenes, por fugazmente que fuera, no serían algo que pudiéramos conocer.

Para él, «el principal contenido de nuestros pensamientos son imágenes, con independencia de la modalidad sensorial en la que son generadas...». El carácter visual de las ideas habría sido manifiesto desde la antigüedad. Según el diccionario filosófico de José Ferrater Mora el término «idea» procede del griego ἰδέα, nombre que corresponde al verbo ἰδεῖν (ver). Ιδέα, pues, equivale, etimológicamente, a «visión», significando tanto el aspecto de una cosa como el hecho de verla. Las imágenes, con frecuencia imágenes visuales, participarían mayoritariamente en nuestro pensamiento. Lo que hacemos, realmente, es manejar imágenes. 



Platón
"Platón" (Imagen digital)

 

No ha existido en el mundo del pensamiento filosófico una ponderada comprensión del hecho perceptivo y su relación con el intelecto. Platón, por ejemplo, lo que hará es abrir una brecha entre los dos ámbitos de la vista y del conocimiento con su alegoría de la caverna. Parte de un encierro cavernoso que es metáfora de la prevalencia inculta de la visión que puede acceder solo a una sombra de la realidad. El conocimiento se alcanza, en oposición, tras una liberación, mediante una educación determinada y no otra. Yo, en lugar de una caverna puedo imaginar que, en realidad (aunque se trate de la realidad de una metáfora), hay un aula, que no es el torturador encierro de unos desdichados sino el ámbito en que discurren muchas de nuestras experiencias vitales. En dicho aula, por supuesto, no se está encadenado; en ella se va aprendiendo a manejar tu propio cuerpo, los sentidos, las emociones y el intelecto con ayuda de un profesorado indefinido. Posteriormente cuando el aprendizaje es suficiente, o, en cambio, cuando uno mismo lo considera inútil, se abandona el aula.

 



 

LAS IMÁGENES OBVIADAS