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Atmos (Pintura digital)
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Las
imágenes se desenvuelven en el mundo de las cosas y los seres vivos.
Y muchos de entre los seres vivos
somos
capaces
de percibir cosas, capaces de sentir cosas, capaces de pensar sobre
las cosas, de actuar sobre ellas y de modificarlas. Capacidades que
nos vuelven singulares para nuestros propios ojos. Pero
estamos
íntimamente interrelacionados con el resto de la naturaleza animal,
con la naturaleza
vegetal,
con la geológica o con la atmosférica, con la acuática o con
cualquier otra. Si salimos del atolladero al que nos ha conducido
nuestra voracidad a nivel planetario
será
posiblemente porque se atienda a lo que ahora se posterga. Están
quedando postergadas las necesidades no de unos pocos, ni las de
muchos, ni siquiera las de todos y todas, sino las necesidades de
todo. La totalidad es la que pide ser atendida.
No
es la totalidad, sin embargo, lo que se suele tener en cuenta. A
Prometeo, el héroe que al mortal dio el fuego y enseño las artes,
robando uno y otras a los dioses del Olimpo, Goethe le hace decir en
la obra inacabada La vuelta de Pandora o
El retorno de Pandora: «El hombre industrioso ha de tener por
lema la parcialidad».
Prometeo
tiene un hermano mitológicamente antagónico al que se tiende a
ignorar: Epimeteo, que es “el que piensa después”, en
contraposición a Prometeo que es “el que piensa por anticipado”.
Los dos son titanes, no lo olvidemos en el relato que sigue. Epimeteo
en el mito es
menospreciado y tenido claramente como
torpe
por Hesíodo, sin atender a otra consideración hacia él. Pero este
mismo, Hesíodo,
haciendo
gala de una misoginia atroz,
no
duda en llamar zánganos y calamidad a las mujeres en su conjunto
cuando trata la parte del mito
que
se ocupa de
Pandora.
Pandora,
a
lo sumo incurre en desobediencia, pero “la tradición misógina
helénica” (como la define Carlos García Gual) hace escarnio de
ella.
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A (Imagen digital)
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En
el Protagoras
de Platón se relata como en un tiempo en que aun no existían los
mortales, los dioses los crearon modelando tierra y fuego y otras
materias. Prometeo y Epimeteo fueron encargados de revestirlos de
cualidades. Epimeteo se puso manos a la obra con ello y Prometeo
debía supervisarlo. El hermano de Prometeo repartió armas y
defensas para la supervivencia de cada especie. Pero «como Epimeteo
no era del todo sabio» cuando llegó al ser humano había gastado
todas las facultades y Prometeo encontró a todos los animales
«armoniosamente equipados y al hombre, en cambio, desnudo, sin
calzado, sin abrigo e inerme». Como era ya llegado el día en que
los mortales debían salir a la luz, «Prometeo roba a Hefesto y a
Atenea la sabiduría de las artes junto con el fuego» y se las da a
la especie humana. Epimeteo no fue del todo diligente y el otro,
Prometeo, encontró una arriesgada solución, solución que propició
la supervivencia humana. La indefensión de esa criatura, que tal vez
llamaba la atención por asemejarse a los dioses, no suscitó, sin
embargo, una preferencia en Epimeteo durante su trabajo titánico,
cosa sobre la que seguramente, nuestro personaje mitológico, tuvo
que recapacitar posteriormente debido a su forma pausada de pensar.
Pero sí suscitó la acción eficiente de Prometeo que se ganó por
ello la fama entre nosotros.
La
tendencia de quienes se acercan al mito, sobre todo de quienes lo
hacen
para
contemplar al benefactor de la humanidad,
es
alabar
a
Prometeo y
olvidar
o
vilipendiar
a
Epimeteo que no fue del todo previsor y además tuvo a bien aceptar a
Pandora y su presente (la jarra que contenía todos los males). Pero
hay algunas notables discrepancias con esta forma de ver las cosas,
como las aportaciones
o
aproximaciones al mito de Goethe que hemos comenzado a ver
ya.
Goethe reivindica a Epimeteo, como señala Carlos garcía Gual en el
texto
La
reivindicación de Epimeteo en “El retorno de Pandora” (1808) y
su significado en la obra de Goethe,
recogido
en el segundo volumen del Homenaje
a Pedro Sainz Rodríguez. Carlos
García Gual escribe sobre esta obra de Goethe:
«...en
su drama [El
retorno de Pandora]
invierte la significación del episodio central del relato sobre
Pandora. Es el descuidado Epimeteo el que se perfila como un
benefactor de la Humanidad, mientras que el Previsor, Prometeo, que
rechazó a la divina mujer, resulta torpe y miope en su elección».
Dice
también, con hondura,
García
Gual:
«El
cambio en la apreciación de la figura de Epimeteo comporta una
variación en la comprensión de la figura opuesta de Prometeo. Los
signos valorativos de uno y otro cambian conjuntamente, porque es el
contraste entre ambos, y sus concepciones de la existencia, lo que da
el tono fundamental de la obra. Ambos son símbolos contrapuestos. La
fraternal relación que los une y el distinto carácter que los
enfrenta tienen justamente un valor simbólico. Así ya en el antiguo
mito. Lo que hace Goethe es invertir la valoración, que hasta
entonces concedía a Prometeo el signo positivo de la oposición».
Recojo
seguidamente una cita de
La
caja de Pandora, Aspectos cambiantes de un símbolo mítico
de
Dora y Erwin Panofsky que también incluye Carlos García Gual en su
texto y que ya hallaba en la obra de Goethe una más sensible
consideración
de la figura de Epimeteo:
«Epimeteo,
por el contrario, ya no es el hombre necio que aprende demasiado
tarde, sino una gran y conmovedora figura. Elevado al plano de lo que
los antiguos llamaban elogiosamente vita
contemplativa,
es un pensador en oposición a un realizador; el solitario e
imaginativo soñador, para quien la estrella de la mañana aparece
demasiado temprano y nunca tarde («Temo el canto del gallo como a la
estrella de la mañana; / Precoz destello; fuera por siempre noche»),
contrapuesto al racionalista; es, sobre todo, alguien con capacidad
para el sufrimiento, lo que le permite desear, gozar, renunciar,
lamentar y desear otra vez».
¿La
mentalidad prometeica sería más dada a forzar los procesos y la
epimeteica, sin embargo, más dispuesta a dejarlos fluir? La
parcialidad, por supuesto, no quedaría únicamente para la
mentalidad de propensión prometeica, la mentalidad de tipo
epimeteica también la necesitaría, pero quizás esta última se
encuentra más dispuesta a asumir el riesgo de afrontar también la
totalidad. La mentalidad epimeteica concibe quizá la totalidad no
como el lugar a conquistar sino como el ámbito en el que participar.
Son al fin y al cabo dos formas de ser complementarias, que podrían
convivir en realidad en la misma persona.
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Vida (Imagen digital)
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Creo
que saldríamos ganando si hiciéramos una aproximación
psicológica
a Epimeteo, Pandora y Prometeo, bien concebidos, y confrontados con
los opresivos dioses comandados por Zeus, y no se atendiera
sólo
a la figura heroica de
Prometeo.
Hasta
aquí esta aproximación mitológica que quiere reflexionar sobre
como para asentar y hacer viable nuestra posición en la naturaleza
tendríamos, tal vez, que atender a la totalidad de las cosas. Y la
necesidad de abrirse a formas no valoradas de vida, formas de ser no
convencionales, que conforman junto a las formas de ser
sobrevaloradas, un todo más rico, fructífero y posibilitador de
cambios necesarios.