Desde la crisálida

miércoles, 30 de noviembre de 2022

Una aproximación a la naturaleza de lo existente (2)

 

Sin título
Sin título (Óleo)
 

Nuestro universo, el universo realmente existente, debió de carecer de vida, en cualquier lugar de este, desde su inicio, hace unos 13.800 millones de años, hasta que esta surgió posteriormente (allá donde surgiera primero). Lo vivo, aquí en la Tierra, habría sido, durante muchísimo tiempo, unicelular únicamente, para posteriormente, además, formar organismos más complicados. Y, lo vivo, tiene unas necesidades e intereses que requieren que las cosas sean de una cierta forma. Nos es relevante que la realidad cosmológica, astrofísica, geológica, biológica, etc., nos sea favorable y posibilite nuestra existencia. Necesitamos el Sol, el agua, el aire, la tierra... en tanto que estamos vivos. Y sabemos que las próximas generaciones también van a tener las mismas necesidades básicas. Pero como si las vicisitudes que se dan a lo largo de la existencia no fueran suficientes para comprender que la vida tiene como destacados componentes (en tanto sigan sin tener un buen remedio) la violencia y el sufrimiento, y como contrapartida final la muerte, las extinciones masivas que ya se han producido nos pueden dar idea de la tremenda destrucción que se puede llegar a sufrir. De hecho, se sabe, que a causa de la voracidad en la explotación de los recursos, por parte de los humanos, estaríamos viviendo la sexta extinción masiva con una merma sangrante de la biodiversidad y con el cambio climático como consecuencias, sin que seamos capaces de ponerle solución. Y existe la amenaza de devastación a causa de una guerra nuclear como ponen en evidencia, si es que hacía falta, los acontecimientos suscitados por la invasión rusa de Ucrania.


Monstruo de la guerra
Monstruo de la guerra (Óleo)

 

La realidad física podría haber dado lugar a los primeros organismos hace al menos unos 3.700 millones de años. Con la realidad orgánica se han diversificado desde entonces, evolutivamente, unos seres que, variadamente, son capaces de sentir y conocer (entendiéndose estos términos ampliamente). En la línea de este sentir y conocer, lo orgánico o biológico habría dado lugar, en nuestro caso, a lo psicosociocultural y así habríamos llegado al contexto en que nos encontramos quien esto escribe y quien lo lee.


La muerte de un inocente
La muerte de un inocente (Óleo)


La realidad física habría propiciado, pues, lo biológico de forma que la vida habría emergido de ella. Y la vida no sucedería apartada de su origen, sino que se desarrollaría en el mismo mundo que le sirve de base, añadiendo su propia proliferación y sus peculiaridades a lo que ya existía. Accedemos de forma integral dentro de nuestras limitaciones a la misma existencia que nos alberga plenamente. Aunque como individuos y como especie podemos estar implicando en la existencia toda nuestra naturaleza o podemos no estar poniendo en juego partes de ella. La existencia es dinámica y estamos adaptados al dinamismo como algo elemental. La coexistencia entre lo vivo y lo inerte es resultado de la evolución cósmica. Lo inerte y lo vivo compartirían básicamente los mismos componentes. Sin embargo, las propiedades de lo uno y de lo otro serían muy diferentes y, siguiendo a Mario Bunge en esto, tal vez haya que considerar a la energía como la verdadera propiedad básica y universal de la materia.

LAS IMÁGENES OBVIADAS