Desde la crisálida

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miércoles, 11 de octubre de 2023

Modos de ser III


 

 

Autorretrato del espejo roto (Óleo)
Autorretrato del espejo roto (Óleo)

 

Somos a un mismo tiempo familiares y extraños para nosotros mismos.


Nunca ha sido la vida lo suficientemente sencilla como para que el ser humano la entendiera. Siempre, por desgracia, han existido además un cúmulo de errores y malas interpretaciones. Ahora por cierto, las mismas circunstancias que propician un mejor conocimiento complican en exceso la trama.


Se me ocurre la existencia de un «síndrome de Sherezade» que consistiría en verse en la obligación de distraer a alguien, contándole historias o por otros medios, para no recibir un temido castigo. También se me ocurrió, durante el confinamiento por el Covid-19, hablar de «El síndrome del resplandor» o en inglés «The shining’s syndrome», para dar nombre a los trastornos nerviosos ocasionados por la situación de encierro.


He podido encontrar en mi búsqueda de conocimiento, desde pronto, a quienes de forma artística o científica han señalado o denunciado los daños en la infancia. Por poner algunos ejemplos leí a Charles Dickens, conocí pronto a Emile Ajar y su “La vida ante  sí”, muy posteriormente Los patitos feos” de Boris Cyrulnik y últimamente “El drama del niño dotado y la búsqueda del verdadero yo” de Alice Miller. Páginas que remontan el rio de la vida.


Provenir de la materia inconsciente, configurarnos materialmente desde ahí, nos causa asombro de ser, de existir. La llegada a la consciencia es paulatina.


La realidad estaría constituida por niveles emergentes que van de lo inerte e indiferente hasta la existencia vital más comprometida.


Si nos falta consuelo cuando nos sentimos muertos en vida, ¿cómo alcanzar, bajo tan desdichada condición, la necesaria resurrección?


Resucitar es volver a sentir rítmicos latidos donde antes había, tan sólo apenas, un ligero temblor.

 


Esa Eva (Óleo)
Esa Eva (Óleo)

 

Perdido anda entre sus semejantes quien no comprende, siquiera, que está repleto de entresijos el mundo, sea porque no alcanza lo suficiente su entendimiento o porque espera más o algo distinto de lo que se le ofrece.


Ofrece la vida oportunidades de cambio que pueden implicar que todo cobre sentido.


Satisfacción encuentra quien ha intentado lograr contento y lo ha conseguido, y ahora intenta repartir su alegría. Si lo consigue, superando los inevitables inconvenientes, es como para felicitarle.


Cuenta todo lo que uno ha hecho, hace, ha sido y es.


¡Qué distinto se ve el mundo cuando se acaricia la felicidad a cuando las tinieblas te dominan!


El intelectualismo rígido y errático se da cuando la razón sale de paseo sin el sentido y sigue un rumbo solitario, básicamente equivocándose cuando cree acertar. Lo mismo le puede ocurrir a la deriva puramente sentimental.


Si no fuera por un cierto sentido utópico la frustración sería consecuencia inevitable de lo real. En el futuro se esperan cumplimiento de promesas que el presente y el pasado no llegan a procurar. Pero, paradójicamente, si no fuera porque, al mismo tiempo, asumimos la realidad tal como se da, las promesas y las expectativas de futuro desvirtuarían la vivencia del presente. Por ello es muy común mantener un equilibrio entre deseos y simples constataciones.


Desarrapados (Óleo y collage)
Desarrapados (Óleo y collage)


¿No es vencer más satisfactorio cuando lo que se vencen son dificultades; cuando lo que supone vencer es superarse, en el sentido de mejorar desde mala situación; crecer viendo atrás la semilla abierta de la que procedemos; perder, si se tenía, el determinismo del fracaso, y tras ello seguir perdiendo en cada victoria la sensación de haber sido malévolamente derrotado? ¿No es mejor vencer, pues, cuando al mismo tiempo, de esa forma, se pierde?


Mentes muy racionales, muy muy racionales, se vanaglorian de su sublime forma de concebir la ciencia, la tecnología y la civilización toda. Eso sí, menosprecian torpemente lo que, existiendo, no les compete o les incomoda. Y resulta que lo conseguido para la humanidad, bajo sus determinaciones debido a un desequilibrio tanto con respecto a sus propias necesidades psicológicas como con respecto a las necesidades psicológicas y sociales de los demás es el equivalente a estar sujetando unos potentes petardos encendidos, con el peligro de volarse los dedos si no se sueltan a tiempo cuando estos explotan. Y algunos, sangrantemente, van reventándonos.


Sentir, redondeando quizás a lo alto, que uno está a la altura del mundo y que el mundo está a la altura de uno. Que si el mundo es, a veces chico, a veces mediano, a veces enorme, hay mucha gente que lo iguala, sin más. Sobre todo me parece que estoy pensando en el mundo que apreciamos cuando estamos contentos o serenos. Creo que esto tiene que ver con lo que canta Serrat: "...de vez en cuando la vida se hace de nuestra medida, toma nuestro paso...".



Interior-exterior (Óleo)
Interior-exterior (Óleo)


Tener un buen estado de ánimo mantenido en el tiempo es una de las mejores cosas que le puede pasar a uno. Mantener un equilibrio en el que las penas no te hunden en la depresión y no traspasas estrepitosamente los límites de tu propio ser en el intento de ser feliz o de simplemente existir. Lo sabe apreciar especialmente quien ha pasado demasiado tiempo oscilando entre los polos opuestos de sus afectos o ha tenido demasiado tiempo su mente, su cuerpo todo y su participación de lo social, afectados, castigados y desorganizados —sin posibilidad de superar los contratiempos, y aún más, experimentando persistentemente el caos— pero ahora se ha alejado de esa situación.


Quien se ha visto, quebrantado por dentro, llevando puesto en público un pijama ligero y claro por dictamen médico y judicial, sabe que no es la medicación la que le da la vida, sino las palabras y los actos que curan.


Y la señora de la casa abandonada nos dijo:

Sé solidario. Cuando te canses sigue siendo solidario. Sé solidario todos los días con quién y con lo que puedas serlo. No te solidarices sólo con tu colectivo, participa solidariamente de otros problemas. La solidaridad es la que puede salvar este mundo. Sé solidario, sé solidaria. Comprende que de no serlo cometes injusticias a base de prejuicios. Si quieres que te ayuden, apoyen y solidaricen contigo, solidarízate tu con quienes lo necesitan. No eres mejor, ni estás más necesitado de ayuda que otros que tienen padecimientos y necesitan de esa misma ayuda que quieres para tî.


El espacio-tiempo nos contiene y configura. La gravedad terrestre y la presión atmosférica nos modelan. Todo a lo que estamos acostumbrados en nuestra vida diaria se da en la corteza terrestre y en la atmósfera. De la misma forma que nuestra disposición bípeda está perfectamente adaptada a la gravedad terrestre y a la presión atmosférica, nuestra mente tal vez lo esté con respecto a las propiedades físicas de lo muy pequeño, sean estas las que sean.


Por temor a la muerte no quieres vivir.

 

 

 

LAS IMÁGENES OBVIADAS